El Licenciado Norberto Litvinoff, plantea la ajustada trama entre adicción, enfermedad, vivencias, afectos y labor profesional del célebre psicoanalista.
“Freud pertenecía a una familia de enfermos del corazón... El abuelo, el hijo y el nieto manifestaron dolencias coronarias. Su afición a la coca y al tabaco, pudieron seguramente tener que ver en su dolencia, como el mismo lo reconoce en una carta a Fliess del 18 de octubre del 1893 con referencia al tabaco: 'No tengo intenciones de agobiarte con el estado de mi corazón, ya que fumo terriblemente estos últimos días. Creo que el corazón volverá a estallar violentamente en un futuro próximo'. Un año después le escribe: 'Sobrevino una violenta y repentina afección cardiaca, sufrí violentas arritmias con constante tensión cardiaca, opresión y ardor precordial, dolores abrasadores que descendían por el brazo izquierdo, cierta disnea...'. Haciendo gala de una negación realmente conmovedora, el día de su 38° cumpleaños le escribe de nuevo a Fliess: 'No me he visto libre de síntomas ni siquiera en medio día completo... sigo sin creer que todo esto se deba a la nicotina... creo que se trata de una miocarditis reumática...'; como buen adicto, que se niega a lo que todos están viendo, Freud no quiere asociar su enfermedad a su adicción como no asociaría pocos años más tarde su 'renuncia a la sexualidad' típica también de las sobredosis de tabaco y de cocaína. En síntesis, sus síntomas cardíacos empezaron en el otoño de 1893, se vuelven agudos en los meses de abril a julio y empiezan a ceder, luego de la abstinencia, en agosto. En la superficie, sobre la cocaína, nada, pero esta disnea, el dolor anginoso, en suma la posible insuficiencia coronaria o incluso la posibilidad de una trombosis hablan a las claras de un corazón dolorido, que se expresa somáticamente, y muy posiblemente dañado irreversiblemente por substancias cardiotónicas como la coca y el tabaco. En el momento agudo padeció, durante semanas, ataques frecuentes, 'delirium cordis' (como el mismo los llamara), dolores anginosos y disneas que limitaban su capacidad psicofísica.
Siempre quedará una duda que no sabremos cómo resolver: ¿dejó Freud su adicción a la cocaína y siguió siendo adicto al tabaco, a los grandes y peligrosos cigarros que fumaba?, ¿o siguió manteniendo su adicción por varios años, tanto la nicotínica como la cocaínica, pero esta última escondida y clandestina debido a la mala fama social que ya tenía la cocaína? Lo que sí sabemos es que sus trabajos sobre la cocaína le trajeron más dolores de cabeza que satisfacciones y que nunca jamás volvió a pronunciar palabra oficial sobre ella.
Partimos de la constatación de su perfil adictivo por el uso constante del tabaco pese al conocimiento de las graves consecuencias cardíacas que le traía y que, siendo médico, no podía ignorar, ¿era el tabaco el único responsable de su afección cardiaca? ¿Era el tabaco su única adicción, su única flaqueza? ¿O habrá habido una conjunción de cocaína/nicotina, típica por otro lado, que fue en última instancia una de las responsables directas de las graves somatizaciones cardiacas que padecía y de las más graves aun que estaba por padecer?
Las somatizaciones cardiacas vuelven a aparecer permanentemente, en febrero de 1926 vuelve una intensa crisis cardiaca que lo hace ser internado en Cottage Sanatorium, es atendido por el cardiólogo Ludwig Braun. El 5 de septiembre de 1933 aparece un shock de taquicardia y dolor precordial, que al decir de su médico Schur era: 'una insuficiencia coronaria, sin poder excluir la posibilidad de una trombosis coronaria...'. Finalmente, en una carta del 25 de octubre, escribe Freud: 'Puedo volver a trabajar otra vez, pero aun no puedo subir escaleras. Creo que he adquirido el derecho a una muerte cardiaca aguda. Las posibilidades no son del todo malas. Fue una trombosis coronaria. Pero aun estoy vivo. Como no fumo, no escribiré nada, excepto cartas'.
Cada uno de estos episodios cardiacos remiten a situaciones puntuales y sumamente dolorosas de su vida personal: la ruptura con Fliess, su 70° cumpleaños, el advenimiento del nazismo. Todo esto lo he desarrollado extensamente en mi libro Psicoanálisis del Enfermo Cardiaco (Ed. Homo Sapiens) y creo que me da cierto derecho a sostener el importantísimo rol del padecer cardiaco de Freud a lo largo de toda su vida y aun más, la estrecha vinculación con su adicción al tabaco, a la que se suma la adicción a la cocaína que, como ya expliqué, sabemos del comienzo, pero no sabemos con propiedad cuándo terminó, cuándo le puso fin, si es que le puso fin al uso de la cocaína en algún momento de su vida.
Fragmento del Ensayo Los problemas cardíacos de Freud y su adicción a la cocaína y al tabaco, del Lic. Norberto Litvinoff. Psicólogo.
Link: www.sexovida.com/psicologia/freud5.htm
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